Señor, quédate conmigo

Señor, quédate conmigo en este día que comienza. Quédate conmigo cuando me levanto, cuando me alisto, cuando salgo de casa. Quédate conmigo cuando trabajo, cuando estudio, cuando me relaciono con otros. Quédate conmigo cuando me enfrento a los retos, a las pruebas, a las tentaciones.

Quédate conmigo cuando me alegro, cuando me entristezco, cuando me canso. Quédate conmigo cuando regreso a casa, cuando ceno, cuando me acuesto. Quédate conmigo, Señor, en cada momento, en cada lugar, en cada situación. Quédate conmigo, Señor, y bendíceme, protégeme, guíame y consuélame.

Quédate conmigo, Señor, y hazme más como tú, más fiel, más humilde, más amoroso. Quédate conmigo, Señor, y lléname de tu gracia, de tu paz, de tu gozo y de tu esperanza.

Quédate conmigo, Señor, hoy y siempre. Amén.

Señor, yo creo en ti

 

Señor, yo creo en ti. Creo que tú eres el creador de todas las cosas, el dueño de todo lo que existe, el sustentador de todo lo que vive. Creo que tú eres el Dios eterno, el Dios todopoderoso, el Dios inmutable. Creo que tú eres el Dios santo, el Dios justo, el Dios bueno.

Señor, yo creo en ti. Creo que tú me amas con un amor infinito, con un amor incondicional, con un amor sacrificial. Creo que tú me has salvado por tu gracia, por tu misericordia, por tu fidelidad. Creo que tú me has perdonado por tu sangre, por tu cruz, por tu resurrección.

Señor, yo creo en ti. Creo que tú tienes un plan para mi vida, un plan de bien, un plan de esperanza. Creo que tú me guías por tu palabra, por tu espíritu, por tu voluntad. Creo que tú me bendices con tu presencia, con tu paz, con tu gozo.

Señor, yo creo en ti. Creo que tú eres mi roca, mi fortaleza, mi refugio. Creo que tú eres mi luz, mi camino, mi verdad. Creo que tú eres mi padre, mi amigo, mi maestro.

Señor, yo creo en ti. Te doy gracias por todo lo que eres, por todo lo que haces, por todo lo que me das. Te alabo por tu grandeza, por tu majestad, por tu gloria. Te adoro por tu nombre, por tu obra, por tu persona.

Señor, yo creo en ti. Te lo digo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas. Te lo digo en el nombre de Jesús. Amén.

Abre mis ojos al amor de Dios

Padre celestial, gracias por este nuevo día que me regalas. Gracias por tu amor que me sostiene, me protege, me guía y me llena. Te pido que abras mis ojos para ver tu amor en todo lo que me rodea. Que pueda ver tu amor en la naturaleza, en las personas, en las circunstancias, y en tu Palabra. Que pueda ver tu amor en las bendiciones, en las pruebas, en las alegrías, y en las tristezas. Que pueda ver tu amor en lo grande, en lo pequeño, en lo fácil, y en lo difícil.

Ayúdame a permanecer en tu amor, a confiar en tu amor, a responder a tu amor, y a compartir tu amor. Que tu amor sea el motivo de mi vida, el alimento de mi alma, el fundamento de mi fe, y el testimonio de mi testimonio. Que tu amor sea el principio y el fin de todo lo que hago, digo, pienso y siento.

Te doy gracias por tu amor que nunca falla, nunca se acaba, nunca se cansa, y nunca se rinde. Te doy gracias por tu amor que me perdona, me sana, me restaura, y me salva. Te doy gracias por tu amor que me acepta, me valora, me capacita, y me usa. Te doy gracias por tu amor que me da esperanza, paz, gozo, y vida.

Te amo, Señor, con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente, y con todas mis fuerzas. Te ruego que me ayudes a vivir el amor de Dios a diario.

En el nombre de Jesús, amén.