Padre celestial, te alabo y te adoro por tu grandeza y tu bondad. Te agradezco por enviar a tu Hijo Jesús a morir por mis pecados y a resucitar para darme vida eterna. Reconozco que sin Él nada soy y nada puedo hacer.
Señor Jesús, te entrego mi vida y te pido que la transformes según tu voluntad. Quiero ser una nueva criatura en ti, que refleje tu amor, tu gracia y tu verdad. Quiero que cambies mi mente, mi corazón, mi carácter, mis actitudes, mis relaciones, mis circunstancias y mi destino.
Espíritu Santo, te ruego que me llenes de tu poder y de tu presencia. Guíame, consuélame, corrígeme y capacítame para vivir en obediencia y en victoria. Ayúdame a confiar en que con Jesús todo puede cambiar, y a esperar con paciencia y con fe el cumplimiento de sus promesas.
Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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