Padre celestial, te doy gracias por este nuevo día que me regalas, y por la oportunidad de acercarme a ti con confianza y humildad.
Te pido que me concedas tu paz, esa paz que viene de ti y que trasciende todo lo que puedo entender. Quiero vivir en tu paz, que me libera de la angustia, el miedo y la ansiedad, y que me llena de tranquilidad, seguridad y esperanza.
Quiero que tu paz gobierne en mi corazón, en mi mente y en mi espíritu, y que se refleje en mis palabras, en mis acciones y en mis relaciones. Quiero que tu paz sea mi guía, mi consuelo y mi fortaleza, y que me ayude a enfrentar los desafíos y las dificultades que se presenten en mi camino.
Quiero que tu paz sea mi testimonio, mi bendición y mi herencia, y que me acerque más a ti y a tu propósito para mi vida. Te lo pido en el nombre de Jesús, el Príncipe de Paz.
Amén.


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