Señor, hoy quiero celebrar el gran regalo que me has dado: el de tu presencia en mi vida. Gracias porque por medio de tu muerte y resurrección, me has abierto el camino para que pueda tener comunión contigo. Gracias porque por medio de tu Espíritu Santo, me has dado la certeza de que eres mi Señor y mi Salvador.
Te pido que me ayudes a vivir consciente de que Jesús habita en mí, y que eso hace toda la diferencia. Que me ayudes a rendirle mi corazón, mi mente, y mi voluntad, y a dejar que él reine en mí. Que me ayudes a imitar su carácter, su amor, y su servicio, y a dejar que él brille en mí. Que me ayudes a seguir su ejemplo, su palabra, y su dirección, y a dejar que él guíe mi camino.
Gracias porque Jesús es mi vida, mi esperanza, y mi todo. Porque en él tengo perdón, paz, y libertad. Porque con él tengo gozo, fuerza, y victoria. Porque por él soy salvo, bendecido, y amado.
Te alabo y te adoro, porque tú eres digno de toda la gloria, la honra, y el poder. En el nombre de Jesús, amén.
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