Señor, antes de que el día avance y empiece a correr detrás de pendientes, metas y anhelos, quiero detenerme aquí, contigo. No quiero caminar por mi cuenta. No quiero confiar solo en mi lógica ni en mi fuerza. Porque ya he probado lo que es avanzar sin ti… y siempre termino cansado, confundido o frustrado.
Hoy vengo a entregarte todo lo que hay en mi corazón. Mis planes, mis ideas, eso que me emociona pero también me asusta. Tú sabes bien lo que deseo, pero también sabes si eso me conviene o no. Y aunque a veces me cueste entenderlo, quiero confiar en tu sabiduría más que en mis impulsos.
Enséñame a planear contigo, a soñarlo todo contigo, a no dar un paso sin mirar primero al cielo. Quiero tener la paz de saber que lo que estoy construyendo tiene tus huellas desde el inicio. Que cada esfuerzo está en tus manos y no solo en las mías.
Si me toca esperar, dame paciencia. Si debo cambiar de rumbo, dame humildad. Y si lo que viene es más grande de lo que imagino, prepárame. Pero, por favor, no permitas que avance solo por inercia o terquedad.
Guía mi día, Señor. Ayúdame a escuchar tu voz incluso en medio del ruido de las obligaciones. Que cada decisión, por pequeña que parezca, esté guiada por Ti. Porque contigo a mi lado, lo simple se vuelve eterno… y hasta lo difícil tiene sentido.
Gracias por ser mi guía, mi refugio y mi mejor plan.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario