Señor, hoy me acerco a ti con un corazón cansado, pero confiado. Sé que en tu abrazo puedo encontrar el descanso que tanto necesito. En este mundo que a veces parece empujarme a ser más fuerte, más rápido y más independiente, te pido que me enseñes a caminar a tu ritmo, a vivir con la mansedumbre y humildad que tú nos mostraste.
Ayúdame a soltar la necesidad de tener siempre el control, a reconocer que no tengo todas las respuestas, y que está bien no poder con todo. Dame la gracia de aceptar mis limitaciones, y el coraje para pedir ayuda cuando lo necesite. Quiero aprender de ti, Jesús, porque sé que en tu yugo encontraré la paz que mi alma anhela.
Hoy, elijo confiar en tu cuidado y dejar de luchar en mis propias fuerzas. Que cada paso que dé esté marcado por tu amor y tu compasión. Enséñame a tratar a los demás con la misma dulzura con la que tú me tratas a mÃ. Que en este dÃa, pueda reflejar tu paz y tu amor en cada cosa que haga.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario