Amado Dios, en este nuevo día, me presento ante Ti con un corazón abierto, reconociendo la maravilla de tu gracia y el poder transformador del perdón.
En mi jornada diaria, concédeme la fuerza para perdonar como Tú perdonas, sin reservas y con un amor que trasciende cualquier error. Permíteme liberar las ataduras del rencor y la amargura, encontrando la paz en el acto de perdonar.
Señor, sé que en tu infinita misericordia, nos ofreces el ejemplo supremo de perdón a través de tu Hijo Jesucristo. Que tu Espíritu Santo guíe mis pasos hoy, capacitándome para seguir ese ejemplo, liberando a otros de la carga de mis juicios y resentimientos.
Concédeme, oh Dios, la sabiduría para comprender que el perdón no excusa las acciones, sino que libera mi corazón del peso de llevar rencores. Que pueda experimentar la liberación que proviene de confiar en tu justicia divina.
Hoy, en particular, te pido ayuda para perdonarme a mí mismo. Reconozco que soy falible y que cometo errores, pero confío en tu gracia restauradora. Permíteme aprender y crecer a través de mis experiencias, recordando siempre que tu perdón es más grande que cualquier error que pueda cometer.
Que este día esté lleno de oportunidades para mostrar tu amor a través del acto valiente y poderoso de perdonar. Que mi corazón refleje tu compasión y que, al hacerlo, pueda contribuir a la construcción de un mundo donde el perdón sea una luz que disipe la oscuridad.
En el nombre de tu amado Hijo, Jesucristo, oro.
Amén.

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