Se cuenta que un joven caminaba con su padre cuando se detuvieron en una curva. Después de un pequeño silencio, el padre preguntó al hijo:
—Además del canto de los pájaros, ¿escuchas algo más?
El inteligente no hace alarde de su saber pero el necio hace gala de su estupidez. Proverbios 12:23.
Quizás no hay mejor ejemplo de «la carreta vacía» que el de los líderes religiosos del tiempo de Cristo. A ellos sí les gustaba hacer ruido. Cuando ayudaban a un necesitado, lo publicaban a los cuatro vientos. Les gustaban las oraciones largas y en público, para que la gente los viera. Y cuando ayunaban ponían caras largas y desfiguradas, para que la gente admirara la piedad de ellos (ver Mat. 6: 2, 5, 16). ¿A quiénes impresionaban con sus alardes? A nadie. La gente los conocía bien. Y el Señor Jesús los llamó «hipócritas» (vers. 2, 5, 17).
Tú tampoco te dejes impresionar por esas «carretas vacías». Las vas a encontrar en todas partes. Quieren exhibir su «sabiduría», pero lo único que logran es hacer gala de su estupidez. Y por supuesto, no incurras tú mismo en ese error.
Tarde o temprano, la gente se dará cuenta de tu verdadero valor. Por lo tanto, no te afanes en exhibirlo. Que tu mayor anhelo sea ser semejante en carácter al Señor Jesús. Y tu mayor gloria, vivir para alabarlo.
Señor, permíteme vivir para alabarte, y que tus leyes me sostenga [Sal. 119; 175, NRV]
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