Oh Dios, al comenzar este día, elevamos nuestros corazones hacia ti, el Guardián de la Aurora. Te pedimos, Señor, que extiendas tus alas protectoras sobre nosotros y sobre aquellos que amamos. Que cada paso que demos esté marcado por tu luz y que cada decisión que tomemos esté guiada por tu sabiduría.
Bendice nuestros caminos, oh Señor, con la gracia que solo tú puedes dar. Que cada desafío que enfrentemos sea una oportunidad para crecer en fe y fortaleza. Protege nuestros corazones de la negatividad y llena nuestras mentes con pensamientos de esperanza y amor.
Encomendamos a tu divina providencia nuestras vidas, nuestras familias y nuestros sueños. Que este día sea un testimonio de tu amor constante y tu fidelidad inquebrantable.
Amén.
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